Citibank no merece estar en el sistema financiero español
Publicado por crisislehman
CITIBANK ESPAÑA es el grupo financiero con mayor tasa de reclamaciones de clientes en España -datos de 2008 y del primer semestre de 2009-; sus ratios por volumen medio de negocio ante el Banco de España multiplican hasta por 40 veces las ratios de las cajas de ahorros; hizo falsas promesas a los clientes españoles afectados por Lehman; ha realizado competencia desleal; tiene una escuálida posición en el mercado y a pesar de todo ello, presenta agravantes institucionales por conflictos de interés derivados de su 'fichaje' como asesor del FROB.
Vikram Pandit, que fue nombrado CEO de Citigroup a finales de 2008, tras el rescate de 45.000 millones de dólares realizado por el Gobierno norteamericano a través del programa TARP, se dirigió a los accionistas privados del grupo a mediados del pasado año reconociendo que el peso de la crisis había caído "lamentablemente (sic), con más fuerza sobre los propietarios de viviendas, los consumidores y los inversores particulares".
En España, el entonces presidente de Citibank, Sergio de Horna, había prometido a miles de clientes afectados por las malas prácticas de comercialización de la entidad con relación a productos emitidos por Lehman Brothers, una supuesta solución que los hechos han demostrado que nunca existió. El propio De Horna dimitió de sus cargos en Citibank España a finales de enero de 2009 y en septiembre de ese mismo año se incorporó como alto directivo al Grupo SOS. Los miles de clientes afectados por Citibank en la crisis de Lehman Brothers no han tenido las mismas posibilidades con relación a las promesas incumplidas del banco, aunque recientemente un Juzgado de Badajoz -nuevamente un Juez- ha puesto, a instancias de un asociado de Ausbanc Consumo, la primera piedra del edificio de responsabilidades que deberá asumir Citibank España frente a sus afectados por la quiebra de Lehman.
Por su parte, el nuevo responsable de Citibank España, procedente del área de banca de inversión -es decir, el epicentro de culpabilidad de la crisis- Manuel Falcó, ha seguido la misma política: lejos de atender a los clientes perjudicados, lo primero que hizo al llegar al cargo fue lanzar una sorprendente previsión de una rápida recuperación económica para España para ese mismo año. Si el objetivo de ese entusiasmo era congraciarse con el Gobierno, no lo sabemos: lo cierto es que la recuperación económica no ha llegado para la inmensa mayoría de ciudadanos españoles, pero Citibank España había sido nombrado antes de que acabara 2009, nuevo 'asesor' del FROB, el fondo gubernamental creado para la reordenación ordenada del sector bancario español. Alguien podrá extrañarse y con razón de que un grupo bancario que, fruto de su mala gestión, ha tenido que ser rescatado de la quiebra por el Gobierno estadounidense con ayudas de tal magnitud que han distorsionado todo el sistema bancario internacional, sea el asesor escogido para tan decisiva tarea. Aunque sólo fuera porque Citigroup declara la existencia de 144.000 millones de activos 'tóxicos' en su balance y porque está todavía pendiente de cumplimiento su reciente compromiso de devolución de parte de las ayudas recibidas de la Administración norteamericana, sin que las noticias sobre las recientes emisiones lanzadas al mercado para intentar cumplir con ese compromiso sean por el momento tranquilizadoras.
Más paradójica e inmerecida resulta la extemporánea confianza depositada en Citibank por el Gobierno español cuando se pone de manifiesto el agravio comparativo que supone el hecho de no haber aplicado a los clientes españoles afectados por Lehman el mismo criterio de compensación que llevó a Citigroup a llegar a un acuerdo, en agosto de 2008, con el fiscal general de Nueva York, Andrew Cuomo, para recomprar a sus clientes norteamericanos 50.000 millones de dólares en deuda a largo plazo con tipos de interés subastables (denominados ARS), por no haberles advertido de los riesgos de dichas operaciones -curiosamente, el mismo motivo de falta de información apreciado por la sentencia del Juzgado número 1 de Primera Instancia de Badajoz en el caso del asociado de Ausbanc Consumo a quien Citibank colocó el llamado bono 65/65 ligado a Lehman Brothers-.
Se podrá alegar que la presencia de Citigroup en España no es nueva, lo cual es cierto: han transcurrido suficientes años para hacer un balance bastante objetivo de su desempeño. Hay que recordar que a finales de la década de los 80, Citibank fue una de las entidades beneficiadas por el entonces incipiente 'boom' inmobiliario español, gracias a la venta de activos que había adquirido al Fondo de Garantía de Depósitos, procedentes del antiguo Banco de Levante.
De acuerdo con la última declaración disponible de riesgos al Banco de España correspondiente al 31 de diciembre de 2008, el saldo de hipotecas vivas concedidas por Citibank era de 1.113 millones de euros, es decir, una irrisoria cuota de mercado de apenas el 0,1%. Algo más visible dentro de la pequeñez ha sido su actuación en el mercado de créditos al consumo, sobre todo a través de su filial Citifinancial EFC, con un saldo vivo de 2.464 millones de euros; no obstante, el mayor volumen corresponde a financiaciones 'express', con vencimientos inferiores a un año y al saldo en tarjetas de crédito con altos tipos de interés. Pese a esta escuálida posición en el mercado, el grupo Citibank España ocupa el tercer lugar del ránking de entidades financieras más reclamadas por sus clientes ante el Servicio de Reclamaciones del Banco de España, lo que la convierte en la entidad con la ratio de reclamaciones por volumen medio de negocio más elevado, con una tasa que multiplica hasta POR CUARENTA VECES la ratio media de las entidades con menos reclamaciones, que son las CAJAS DE AHORROS españolas. Si tenemos en cuenta que la posición del SERVICIO DE RECLAMACIONES DEL BANCO DE ESPAÑA suele ser últimamente muy lejana y poco dada a la defensa del interés de la clientela, el hecho de que CITIBANK sume tales ratios es un síntoma de la elevada insatisfacción que provoca su servicio entre su propia clientela y explica el hecho incontrovertible de no haber logrado nunca, pese a lo dilatado de su presencia, una posición ni estable ni relevante en el mercado bancario español.
El reciente compromiso anunciado por Citigroup para devolver parte de las inmensas ayudas recibidas del Gobierno norteamericano, descontado el hecho de que todavía no se ha cumplido, en modo alguno es suficiente para dejar de considerar que la permanencia de esta entidad bancaria en el mercado español implica una competencia desleal con respecto al resto de entidades financieras, además del agravio comparativo que supone el haber excluido a sus clientes españoles de la política de compensaciones seguida en Nueva York frente a clientes afectados por sus malas prácticas en la comercialización de productos financieros. Además del hecho contradictorio pero no por eso menos grave, de que su reciente nombramiento como asesor del FROB por parte del Gobierno español puede generar conflictos de interés e indeseables alteraciones de la competencia, muy por encima y a pesar de su pírrica posición en el mercado.
Esta posición de Citigroup en España en cuanto a su aportación a la financiación de la economía española es, como hemos visto, apenas irrelevante. Por otro lado, la disponibilidad de ayudas públicas excepcionales le sitúa en disposición de realizar prácticas de competencia desleal con respecto al resto de entidades bancarias presentes en el mercado español sin que, por otro lado, haya dado ninguna respuesta positiva con respecto a las pérdidas causadas por Citibank a las familias españolas en relación a la crisis financiera internacional, en la que Citigroup se ha significado como uno de sus actores protagonistas.
Todo ello nos lleva a la conclusión de que la presencia de Citigroup en el panorama bancario nacional, tanto desde el punto de vista de la competencia como desde el punto de vista del cliente y de sus nuevas y agravadas implicaciones institucionales, es perfecta y positivamente prescindible en estos momentos.
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