Más de ocho llamadas al día, tanto al teléfono personal del cliente como al de su lugar de trabajo, correos electrónicos, SMS, amenazas de embargo de cuentas bancarias, de inclusión en el registro de morosidad de ASNEF,*cartas falsas de denuncias en el juzgado…*Ese es el ‘modus operandi’ de muchas de las entidades financieras que comercializan este tipo de tarjetas..

Ha sido y sigue siendo una auténtica tortura. Tengo*más de 300 llamadas telefónicas, en apenas 3 meses, a cualquier hora y en cualquier día de la semana. Llamaron hasta a mi lugar de trabajo, cuando yo nunca les había dado ese contacto.*Creo que ha sido lo peor de una situación ya de por sí muy angustiosa”.

Las palabras de L.F. reflejan el drama que*viven a diario miles de afectados*por este producto de crédito. Usuarios que recurrieron un día a este tipo de financiación para hacer frente a una situación económica complicada o simplemente seducidos por la promesa de innumerables “ventajas” y que, sin saberlo,*entraron en una espiral de intereses usurarios y una deuda que se alargaba indefinidamente.

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