Quiero, más bien necesito hacer esta reflexión, quizás con ánimo de que alguno de los que "trabajan" en este tipo de "oficios" pueda leerlo.
Ya van muchos meses de llamadas, de acoso, de desprecios, de insultos y de casi todo lo imaginable, y lo único que he podido sacar en claro es que la maldad de la gente no conoce límites. He sido "víctima" de situaciones en las que cualquier persona sin trabajo, sin recursos, hundida y un poco inestable podría haber llegado a hacer alguna tontería. He visto como en muchas ocasiones se me ha tachado de parásito, de ser el culpable de mi situación de paro laboral, incluso algún celoso de su trabajo me ha llegado a decir que por mi culpa mis hijos van a pasar hambre, o que vaya mala suerte que han tenido lo pobres por tener un padre como yo. En definitiva lindezas que para los que afortunadamente sabemos reírnos de esta escoria nos suena a pedorreta de gato.
Pero me he puesto a pensar que habrá gente que lo esté pasando fatal y que esté en un punto de máxima sensibilidad, donde cualquier palabra, cualquier gesto, puede ser interpretado muy negativamente. Familias donde las peleas matrimoniales sean una constante, y que encuentran en estas insistentes llamadas la mecha para un divorcio, o peor aún, la violencia de género. Niños que oyen a sus padres defenderse ante los ataques de estos oportunistas de pacotilla, familias sin recursos que encima son avergonzadas ante sus vecinos. Auténticos dramas donde estas sanguijuelas encuentran el caldo de cultivo para una posible comisión.
Y yo pienso, ¿realmente saben lo que están generando? ¿Saben lo que pueden provocar sus palabras, sus desprecios, sus insultos...?. ¿Les merece la pena crear un infierno para una familia que no tiene nada, para contentar a unos empresarios que no conocen, que les pagan una miseria y que los mandarán a la calle en poco tiempo?. Todo por deudas de ******, en muchos casos, de 2000/3000 euros, incluso menos.
Hoy he mirado a mis hijos y les he hecho una promesa, su padre jamás caerá tan bajo, aunque sea el único trabajo existente prefiero vivir de la caridad que de hacer la vida imposible al prójimo. Lo siento, llamadme Quijote, utópico o soñador, pero creo que ese es el germen del odio, del rencor, del todo vale, incluso de las guerras, es el germen que nos ha hecho llegar a donde estamos, presos de una casta de hienas sin escrúpulos sin humanidad, sin nada, vacios...