Pues si ya era complicada una enervación hipotecaria como defensa en última instancia frente a la ejecución, ahora ya es misión imposible. En este país las supuestas ventajas se convierten sobre la marcha en clavos de tu propio ataúd. La supuesta ventaja en este caso se basaba en el alargamiento de los plazos para vencer anticipadamente el préstamo ante el impago de cuotas (9 o 12 meses según el tiempo transcurrido), pero claro, a ver quien es el saleroso que puede cargar con 12 meses de impago e intereses anormales (para los tiempos que corren), en el caso de búsqueda de rehabilitación del préstamo. De todas las maneras, esta figura no creo que se haya utilizado demasiado (debido a los costes para un deudor con problemas), pero bueno, ahora creo que se queda tirada en la cuneta legal. Será interesante ver con qué votos, aparte de los del partido del gobierno, se alcanza la mayoría (si se alcanza).